miércoles, 19 de octubre de 2011

Ciencia Política Ficción

Bienvenidos a este blog, donde el tema central es, como su nombre indica, la política. No sólo los temas coyunturales que sin duda estarán presentes, sino también de la política como campo y objeto de estudio, como un intento de lograr una mejor comprensión de los fenómenos del ejercicio del poder político: cómo se obtiene, como se sostiene o se pierde, como se ejerce y se estructura. Ciencia política, dicho de otro modo y recordando que no es lo mismo que “política” a secas.
Eso explica al menos en líneas generales las primeras dos partes del título de este blog pero lo de “ficción” queda en el aire. Se refiere a la ciencia ficción como género literario, y las implicaciones políticas que tiene. Vamos por partes.
Las ciencias llamadas “duras” han ofrecido la principal materia prima para los relatos de ciencia ficción, en los que se presupone una civilización que tiene a su disposición la más avanzada tecnología. En ese mundo imaginado la comprensión de la química, la física, la biología, la ingeniería en sus diversas ramas y otros campos del conocimiento permiten la existencia de vehículos interestelares, experimentos con elementos tan peculiares que parecen desafiar todas las leyes ya conocidas, creaciones electrónicas que superan la capacidad de la mente humana y mucho más. Y en un singular ejemplo de retroalimentación, estas obras han servido de inspiración para los científicos, que tratando de conseguir algo que parecía imposible fueron capaces de concretarlo, y es por eso que ahora gozamos de tecnologías que hace 50 años hubieran sonado como parte de la más creativa de las obras del género.
Un detalle que comparten muchas de las obras más célebres de la ciencia ficción es que además de hacer una proyección a futuro del desarrollo tecnológico describen también los escenarios probables del desarrollo social. Los escritores más sagaces del género como Orwell o Asimov, proyectaron futuros basados en sus observaciones de las condiciones científicas y sociales que vivieron, es decir, en sus obras se trasluce lo que se puede considerar una aguda percepción del comportamiento humano, o al menos de algunos de sus rasgos además de los adelantos tecnológicos ya descritos..
Tomemos el caso de la obra más conocida de Orwell, 1984, lectura obligada para los estudiantes de lo social y clásico de la literatura universal. En el escenario presentado un gobierno incapaz de tolerar la más mínima de las disidencias tiene un aparato tecnológico de vigilancia impresionante, que hace posible que todas las acciones de cada individuo sean monitoreadas las 24 horas, los 365 días del año. Y la tecnología descrita en esta novela ya no suena para nada extraordinaria en nuestros días: aparatos capaces de enviar y recibir imágenes simultáneamente ya son cosas, si no del dominio popular, al menos de una parte cada vez mayor de la sociedad. ¿Y la parte social? En ese sentido tenemos que reconocer que algo habremos hecho bien, pues si bien han existido algunos ejemplos orwellianos en la historia, estamos lejos aún de un escenario catastrófico como el planteado en la novela. Ahora bien, lo impresionante de la novela de Orwell es que resulta creíble. Evidentemente el nivel tecnológico ya lo alcanzamos, el social no, pero parece difícil refutar que un régimen así sea posible eventualmente. También es seguro que no es deseable.
Por otra parte, en la vasta obra de Asimov se plantea una sociedad mucho más moderada, si bien la extrema sobrepoblación ha reducido el uso de la democracia representativa a los aspectos más locales en el mejor de los casos, mientras el gobierno recae en la figura del emperador. Dejando la cuestión de la legitimidad de lado por el momento, debemos reconocer que mantener en relativo orden a 25 millones de mundos habitados es toda una hazaña administrativa. Y una vez más, este escenario se antoja posible. Asimov construye una sociedad compleja, donde cuestiones como los conflictos armados, la desigualdad económica y el fanatismo siguen siendo cosa de todos los días. Para Asimov es la evolución natural de la sociedad en caso de mantenerse las condiciones que observó durante su vida. No obstante, las condiciones han variado tanto desde que Asimov escribiera sus relatos ¿fantásticos? que este escenario parece ahora casi utópico.
Si seguimos  revisando las novelas, películas, cómics y demás expresiones del género, veremos que aquellas que dibujan distopías, es decir, las antítesis de una sociedad “ideal”, son mayoría y una buena parte de éstas tienen algo que las hace terriblemente creíbles. Terrible ya que podemos pensar que así como hemos alcanzado el nivel científico descrito en muchas de las obras clásicas de la ciencia ficción, es sólo cuestión de tiempo para que la humanidad llegue a alguno de los variados escenarios distópicos descritos en tantas otras.
De esta forma, las ciencias duras comenzaron a hacer proyecciones con determinadas condiciones iniciales, las cuales mostraban ciertas tendencias que permitieron elaborar predicciones que los científicos de éstas áreas han estado  siguiendo, y han ido logrando varios de estos avances. Sin embargo en lo social el futuro que se nos presenta de continuar con las tendencias actuales no es nada alentador. Si consideramos la actualidad como nuestras condiciones iniciales, basta con que no haya grandes modificaciones en las estructuras sociales, políticas, económicas y culturales para que antes de darnos cuenta estemos bajo la estricta vigilancia del Gran Hermano. Utilizando la lógica, es fácil deducir entonces que para evitar estos escenarios, hay que modificar dichas estructuras.
Todas las ciencias intentan modificar la naturaleza. Las ciencias sociales, incluyendo por supuesto ala política, no son la excepción. Ya que sabemos que es lo que hay que cambiar, ahora es necesario estudiarlo y analizarlo minuciosamente para entender lo mejor posible su funcionamiento, con el objetivo de modificarlo de manera que nuestro futuro más probable sea uno en el que realmente desearíamos vivir. Hay que hacer ciencia política ficción.
Y por el momento es todo, espero que se vayan dando una idea de qué va a ser este blog. Todas las críticas y comentarios, constructivos o destructivos son bienvenidos en espana.arturo@gmail.com.